El más grande tirador peruano de todos los tiempos obtuvo la medalla de oro en los XIV Juegos Olímpicos de Londres.
En la historia del deporte peruano hay hazañas que perecerán a través del tiempo. Una de ellas ocurrió el 02 de agosto de 1948 cuando en forma extraordinaria Edwin Vásquez Cam, el más grande tirador peruano de todos los tiempos obtuvo la medalla de oro en los XIV Juegos Olímpicos de Londres.
Teniendo como rivales a los más grandes exponentes de tiro de aquellos tiempos, como Rudolf Sneider de Suiza y Torsten Ullmanm de Suecia quienes finalmente escoltaron al campeón peruano en el segundo y tercer puesto respectivamente, Edwin Vásquez concretó la mayor hazaña del deporte peruano.
El Polígono Militar "Bisley Camp", fue el escenario de la consagración mundial de nuestro compatriota quien con una pistola que ni siquiera era propia, sino que le fue prestada por Luis Mantilla un compañero de deporte, consolidó tan grande acontecimiento en el ámbito olímpico del deporte peruano. Esta fue la segunda vez que nuestros deportistas concurrían a una cita olímpica: la primera fue en Berlín en 1936.
Edwin Vásquez nació el 28 de Julio de 1922 en el barrio de Malambito, cerca la Iglesia de Las Nazarenas. Desde niño mostró afición por este deporte que en gran parte la heredó de su padre, Don Gonzalo Vásquez Tejeda quien junto a Edwin también figuró entre los tiradores mas destacados en la década de los cuarenta, incluso formó parte del equipo nacional de tiro que participó en los Juegos Deportivos Bolivarianos de Bogotá en 1938.
Sin duda, Edwin Vásquez fue un tirador precoz. Cuando apenas tenía 16 años ganó el Concurso Individual Interescolar de Tiro con Fusil Máuser Original Peruano. Dos años mas tarde inscribiría su nombre en la lista de ganadores del Concurso de tiro peruano "Juan Gildemeister", demostrando calidad, prestigio y jerarquía. Luego sin haber cumplido los 21 años se convierte en el tirador más joven en obtener la máxima categoría.
Sin embargo, la medalla de oro lograda en los Juegos Olímpicos en Londres significó la mayor gesta conseguida por un deportista peruano, aunque él no sólo resaltó en el ámbito deportivo sino también entre sus amistades por su singular caballerosidad, digno de todo campeón.
Como otras grandes figuras del deporte peruano, su nombre está inscrito en el frontis del Estadio Nacional en reconocimiento a su gran aporte al desarrollo del deporte nacional.